miércoles, 23 de junio de 2010

Cuestiones psicológicas

Esta claro que en una cuestion tan delicada como el maltrato infantil, lo psicológico ocupa un lugar fundamental, definiendo perfiles, causas y consecuencia de situaciones que para nada son azarosas y que encuentran su explicación en conductas y actitudes de víctimas y victimarios de esta cuestión. Primeramente, es importante remarcar que en muchas ocasiones, sobre todo en los casos graves, aparece una intensa resistencia de los profesionales de la salud a la participación de los juristas, a partir de un marcado prejuicio sobre la ingerencia legal. Se trata, en parte, de un territorio poco explorado y conocido de la práctica clínica y la dificultad se expresa como una tendencia a evitar o a expulsar los problemas que no son sanitarios puros o no tienen un perfil socio-sanitario bien nítido. Los profesionales parecen rehuir de aquellas dificultades que rozan abiertamente con terrenos judiciales y policiales.
Pareciera que los profesionales de la salud consideran que existe un trabajo interdisciplinario natural y legítimo, en el que participan médicos, psicólogos, asistentes sociales, enfermeras, auxiliares sanitarios, etc. y otro trabajo interdisciplinario, menos conocido y mas resistido, que involucra la intervención ineludible de las instituciones de la ley. Con ellas entrarían al campo psicológico y a la interdisciplina, con recepción dudosa el orden y la sanción.
En la década del 70, los especialistas en violencia familiar estaban muy preocupados por diferenciar nítidamente los distintos problemas y sus rotulaciones psiquiátricas.
Delimitar las fronteras tenía objetivos precisos:1-Demostrar que no se trataba de casos aislados y excepcionales. 2 . Destacar la gran importancia de los factores socio-culturales. 3 . Resaltar la marcada asimetría de estos cuadros. Pues si bien la violencia puede darse en todas direcciones, no cabe duda de que las personas más vulnerables son las mujeres, los niños y los ancianos. Otro punto fundamental y al que debe prestarse mucha atención es el de discriminar responsabilidades y defender la imputabilidad (como sabemos si se acepta el criterio de enfermedad psiquiátrica, como causa de la violencia, no hay imputabilidad).
En primer lugar es importante comprender y abordar, lo que no significa justificar, los factores condicionantes (psicológicos y sociales) de la conducta abusiva. Esta preocupación es particularmente intensa en las corrientes que otorgan especial peso a los determinantes inconsciente de la conducta agresiva (aunque también en aquellas que atribuyen una influencia decisiva a los factores bio-genéticos). Es en el terreno del tratamiento y la recuperación, donde aparece la correcta aplicación de las categorías psicopatológicos. Es ahí, donde los profesionales de la salud mental se sienten especialmente depositarios y garantes de las posibilidades de recuperación de los sujetos vioentos.
Favorecer enfoques alternativos de sanción social, que superen las medidas convencionales, rígidamente represoras y punitivas. En esté último sentido, se vienen realizando intentos, en algunos países, a través de programas de rehabilitación. En esos casos, la evolución judicial del caso, queda condicionada al cumplimiento de la rehabilitación.

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